miércoles, 4 de diciembre de 2013

VALOR DE LA POESÍA; POESÍA EN VALOR.

Norberto García Hernanz --- No hay en Segovia exceso de acontecimientos poéticos. De hecho son escasos y normalmente están insertados en jornadas literarias como aderezo, colofón o complemento, pero no como eventos independientes con identidad propia. En esos casos, la dificultad de mantenerse en años sucesivos, viene supeditada a la celebración de los propios eventos dichos, en los que están insertados, pudiendo sufrir modificaciones o supresiones, al no ser elementos indispensables de dichas jornadas. Caso aparte son los recitales y concursos de exclusiva dedicación poética, que necesitan cada año reinventarse y recabar de entidades altruistas los recursos y apoyos que hagan posible su continuidad. Mi deseo es -como ahora es habitual definirlo-, “poner en valor” la poesía en nuestra ciudad y concretamente, en este caso, resaltar la contribución de acontecimientos como el Día Internacional de la Poesía en Segovia, al mejor conocimiento y divulgación de nuestro patrimonio.
El Día Internacional de la Poesía en Segovia, que por quinta vez consecutiva se celebrará el próximo 22 de marzo de 2014, está precedido por una convocatoria-concurso, en la que suelen participar alrededor de doscientos poetas y poetisas, a los que se les transmite la idea de Segovia, como idílico lugar donde poder venir a recitar al empezar la primavera. Al valor intrínseco de una fase concurso de asepsia contrastada, le sucede la selección de entre veinte y veinticinco finalistas con los que se mantiene contacto permanente por Internet y que no dudan en venir a vernos desde el resto de España (y el extranjero en ocasiones), pagarse su viaje, alojamiento y comida de hermandad poética correspondiente, lo cual supone un beneficio para nuestro turismo. Lo hacen porque saben que aquí les tratamos bien, porque aquí disfrutan del recitado de sus poemas, porque se les ofrece una visita guiada de algún monumento reseñable, porque se les obsequia con el libro-antología de los poemas finalistas y porque conocen el prestigio que ha alcanzado después de cinco años esta cita, por la cual ya han pasado promesas que hoy día están consolidadas.
Creo que esta modalidad poética (concurso, recitado y antología) que de momento es única en nuestro país, debe ser valorada y potenciada por aquellas entidades que con visión de futuro, entiendan la cultura, además de como un enriquecimiento del espíritu, como vehículo que contribuya, a la mejora  gastronómica, editorial y hotelera de nuestra capital. Esta jornada de poesía ya tiene algunos patrocinadores y colaboradores, a los que desde aquí agradezco su entusiasmo y apoyo, pero las múltiples posibilidades de mejora, están supeditadas a nuevas incorporaciones. Por sí sola, la poesía ya tiene valor, pero espera aún que la ayudéis a “ponerse en valor”, es decir: en el lugar que merece. Muchas gracias.

HISTORIAS DE BUENOS Y MALOS

HISTORIAS DE BUENOS Y MALOS ( O como, del rencor, surgen cielos e infiernos, anatemas y glorificados y religiones y dioses, ajenos al consenso y al diálogo.)
Prefiero no particularizar y dejar que cada cuál observe qué parte le corresponde de culpabilidad o inocencia, en este compromiso social que se supone adquirimos cuando se vive en colectividad. Mi alegato surge de una paradoja en el que son protagonistas determinados intelectuales de ya cierta edad. Recuerdo un número grande de pensadores que surgieron del espíritu de mayo del 68 y que aportaron a la España de la Transición una alta dosis de consenso, adaptabilidad y solidaridad y que respondieron ante las radicalizaciones totalitarias, con un amplio abanico de actitudes altruistas y pacifistas, en las que los dogmatismos y las intransigencias estaban ausentes a cambio de demostrar fortaleza en un pragmatísmo flemático al estilo budista y oriental. Pues ahora resulta que muchos de ellos, se han parapetado y nombrado defensores de las causas perdidas y cabalgan sobre la irascibilidad y hacen incluso ostentación de ella, abandonando la transigencia y el buen entendimiento, dividiendo el género humano en buenos y malos, y dejándose llevar por calificativos colectivos de forma populista y bastante demagógica. Son tan amigos de sus amigos que en ningún caso se dignan a escuchar a los hipotéticos enemigos. Son tan corporativistas que, huyendo de lo que aborrecen, van a darse de bruces con ello. ¿Cuántas revoluciones quieren hacer estos talluditos intelectuales? ¿No sería mejor dejar paso a la nueva savia juvenil que quizá esté demostrando mayor sensatez y menor apoltronamiento burgués?